VUELTA POR EL UNIVERSO

Pasar por las orillas de la inmensidad sin nada que decir es negarnos que vinimos por algo.

Me cuesta convencerme que una persona pueda llegar a hacer tanto daño a alguien a quien amó intensamente. Es cierto, es archisabido que el odio es el amor en algo así como su estado de antitesis y que probablemente es más fácil de aceptar que el estar enamorado. Pero al mismo tiempo es estar enamorado en sí. Toda la atención se centra en el sujeto odiado. Es eso que causa tanta contradicción, porque lo racional se impone desde la necesidad de descartar al otro mientras lo emocional insta a estar mirando en su dirección y pensando en lo que el otro piensa o en lo que no piensa.
En mi caso, es curioso que ella me preste más atención ahora que, intencionalmente, le causé un daño a cuando, intencionalmente, le entregué nada más que amor. Pasé, para ella, de bestial a bestia, de amado a odiado y de ambas cosas, ella no se ha "dado cuentas". La verdad es que cada día me importa menos y no sé si ella podrá decir lo mismo.

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