Los segundos me roban la prudencia y casi se me hace inaguantable quitarle a mis labios los tuyos.
Así voy consumiendo, en cada bocanada, las horas de separación a las que los asedios de la ignominia nos obligan cada día.
Este espacio, sin embargo, me descubre en la sensatez del amor que tengo para ti, aquí, guardado en mi pecho exhausto de ocultar lo inocultable.
Por eso pido cada día, para que mis caricias puedan alcanzarte desde lo intenso de mi intimidad.
Eres tan exquisita que hasta la inspiración de la soledad ha desaparecido de mi alma. Ahora soy un hombre más traquilo y conciente de mi condición.
TE AMO.
Publicadas por
GACH
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