Sin dejar los horizontes de lado, me detengo a mirar las cosas lindas. Esa es una palabra menospreciada, quizás porque no es de lenguas grandilocuentes, sin embaro, la rescato del pequeño espacio en que está contenida para darle el valor que tú misma le has dado para mí, para ti, para los dos. Eres linda cuando me hablas, cuando me escuchas, cuando veo tu cara al hacer el amor, cuando me das la mano y acercas tu piel a la mía, cuando huelo tus perfumes y cuando te veo dormir placidamente a mi lado. Linda es la pequeña palabra que rescato hoy para ti y para tus ojos acostumbrados a verme mirarte.
TE AMO.
TE AMO.
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