VUELTA POR EL UNIVERSO

Pasar por las orillas de la inmensidad sin nada que decir es negarnos que vinimos por algo.


"hola,me gustaría saber por qué ustedes (los chilenos) están tan separados del resto de latinoamérica, por qué son vistos como los yanquies de america del sur. Será porque en la guerra de malvinas ayudaron a los perros ingleses?.
Sabías que hay un acuerdo que data de la época colonial que decia:ante la amenaza europea, todos los países de américa del sur, debían unirse para evitar la invasión europea. Loco, podés escribir algo de eso?"
Dany
Con este comentario me encontré en mi poco popular blog y me pareció como caído del cielo para aclarar la esterilidad que afectaba mi mente por estos días.
Son varios los puntos que me llamaron la atención en el mensaje. Sobre todo porque nuestro supuesto aislamiento es un tema que habitualmente sale a la palestra en los medios de comunicación unilateral de Chile, cuando tenemos algún conflicto limítrofe con Perú o Bolivia, o cuando en Argentina nos cortan el gas, sea por los motivos que sea.
Nunca me ha quedado claro que tanto nos parecemos a los gringos, con respecto a nuestra política exterior (es evidente que en lo demás, lo único que últimamente se me hace similiar es ese desenfrenado temor por los pobres que nos invade y que nos hace armarnos y nos lleva a vivir a unos getos alejados de la ciudad) sobre todo porque los mensajes desde el exterior para con nosotros son absolutamente contradictorios.
Desde Bolivia nos dicen invasores, con relativa y anacrónica razón. O sea, para ellos somos intervencionistas, algo que se parece mucho a las prácticas Busheanas. Pero alegar por una guerra que se libró hace casi un siglo y medio en busca de la devolución de terriorios, que por lo demás nunca estuvo claro de quién eran antes del conflicto, no me parece algo realista, prudente, ni necesario. Aunque la salida al mar es algo en lo que sí estoy de acuerdo.
Luego, Néstor Kirchner firma protocolos de compra de gas con Bolivia que impiden la venta y traspaso del producto desde Argentina hacia Chile, a petición de Bolivia, desconociendo el tratado que el pelotudo de Carlos Menem firmó con el Estado Chileno a mediados de los noventa.
Y mientras Kirncher se manda una y otra vez en desaires contra la presidenta Bachelet, acá en la cancillería se le baja el perfil a la situación, pretendiendo que la relaciones con el gobierno trasandino (para nosotros) están en muy buen pie. ¿De quién viene el aislacionismo? ¿Es aislacionismo o intervencionismo?.
Evidentemente, estos conflictos tienen su raíz en la forma de hacer política económica que tiene Chile. Existe una especie de rabia desde los gobiernos sudamericanos (en realidad de los del Mercosur) porque Chile negoció, y obtuvo antes que todos, TLCs con Europa, Estados Unidos, Asia y otros bloques económicos. Y lo hizo con una gestión propia y muy proactiva, a diferencia de los tremendos problemas que el raquítico y casi patético Mercosur ha tenido para lograr eso.
Pero qué culpa puede tener un país, que eligió un sistema económico (que puede ser una mierda para algunos y una maravilla para otros), en hacer lo que tiene que hacer. Chile no es miembro de Mercosur, porque para la economía Chilena eso sería como retroceder 50 años y desde ahí pelear con los tremendos mercados de Brasil y Argentina. En ese sentido, el trabajo queda en manos de los demás países.
Después están las diferencia con Perú, que también provienen de la Guerra del Pacífico (Chile contra Perú y Bolivia 1879-1884) y que tienen que ver con el mar territorial y la perdida, por parte de Perú, de la provincia de Tarapacá. Ellos aún llaman a Arica, "La Cautiva".
También me parecen una pérdida de tiempo las pretenciones reivindicatorias de los gobiernos peruanos, después de tanto tiempo y sobre todo después de tanto dolor que se incrustó en los respectivos pueblos, por culpa de los grupos económicos imperantes en la época y por autoridades nacionalistas y cabeza calientes.
Me parecería a estas alturas que todas esas energías perdidas en estúpidas peticiones de recuperación de territorios (que por lo demás ya están irredargüiblemente chilenizados) se ocuparan en la búsqueda de soluciones a los problemas internos de cada país y en la mejora de las relaciones entre los habitantes, ciudadanos, usuarios o como quieran llamarles, de los países sudamericanos. (fin parte I)

...Y nosotros no, es esa inmensidad llamada biblioteca de Santiago. Y me quejo porque vivo como a seiscientos kilómetros de esta maravilla y no puedo darme una vueltecita por ella, todos los días o todas las semanas. Es una mierda que Santiago quede tan lejos, porque si digo que es una mierda que no haya bibliotecas como esa, acá, sería como sacarle la madre a las personas que viven en regiones más alejadas y sería como sacarle la madre a los señores politiquingos que hablan y hablan de descentralización, igualdad de condiciones y oportunidades, problemas reales (como si hubiera problemas falsos) de la gente dequiensabedondemierda y todas esas imbecilidades que los tienen viviendo en el Chile del 1800.
Puede que hoy ande algo pesimista o más realista de lo necesario, pero mi verdad sea dicha, quienes deciden que en Santiago (y su patio de veraneo, Valparaiso) suceda y se decida todo, se pueden ir a la soberana chucha.

Fraccionaría segundos y entre cada pedacito, pondría un beso absoluto. Uno de esos que he anhelado darte desde aquella clase de fotografía, en la que te vi por primera vez hace ya ocho inviernos. No podía ser otra clase si se trata de imágenes que se ensañan con mi emulsión emocional.

Y después, entre tanto, tantos flashes de ires y venires que fueron alumbrando tus caminos y encandilándome en los mios, coloqué mi pecho frente al viento que dejó tu desaparición. Mi cara helada aún quiere estar contigo, mi pelo más largo, y con algunas canas tempranas, todavía crece para que tus manos sean su peine.

Sueño con que mis palabras te den vuelta hacia mí y me descubras, me conozcas de otra forma, me admires de verdad y te enamores como yo lo hice en aquel pupitre. Te prometo, y puedo hacerlo, te daría la felicidad envuelta en mis abrazos y en mis suaves toques de música.

Cuánta distancia hay y quiere haber entre mis deseos y tus decisiones, son tan descriptivas nuestras situaciones; tú, esperando ese extranjero prometido por la pitonisa y yo, queriendo ir a Madrid para hacerme de un amor. Juraría que estamos hechos el uno para el otro, pero no puedo olvidar que no juro porque no creo. Prefiero saber decir que estoy tan seguro que realmente tú eres mía, que me siento vacío cuando me respondes con silencios e inquietudes que yo no soy tuyo. Pero mi convicción tendrá que llevarme por todos lados antes de saber que ya te enteraste de lo innecesario que esto; y a veces tengo el temor que probablemente tendremos que conocer más que una existencia antes de unirnos. Estoy tan convicto, que sé mis palabras tendrán cada vez más fuerza para declarar que estoy en lo cierto. No me importa cuantas formas aprendas, ni qué colores te cubran, seguiré con mi cámara por todo el mundo para darte las mejores imágenes que alguien que cuente con tu venia jamás podrá darte; porque soy yo el que reclama el derecho de escribirte como lo hago y de inventar combinaciones de acordes que nos hacen reir o llorar. Nadie más lo hará por ti. Ni aunque intenten volver el tiempo y traten de entrar en esa sala misteriosa, donde tu silueta se plasmó en mi incondicional sensibilidad.


Veo que llegó la noche y que las almas aún están en pie. Me pregunto ¿cuándo dejaremos de mirar al cielo y marcaremos la real frontera entre lo agradable y lo brillante?... Me canso de preguntar.
Mi ocaso puede parecer lejano y probablemente lo sea, pero hay algo que me molesta; es la falta de fantasía que el no conocerte, aún me provoca. Me molesta haber visto tantos soles naranjos llenos de sensualidad y no haber tomado un pecho suave como tu inexistente piel puede llegar a ser, mientras los fríos rayos del rey se apagaban con la Doña. (Y la Doña parece aún más frígida con tu falsa ausencia)
Estoy agobiado de conocerte sólo en algunos sueños, ese ya parece tu principal defecto.
Por todo lo que pueda mi locura, de irreverente-sensato, consentir, te invito a aparecer entre mis momentos reales y secos. Tú puedes venir a humedecerlos un poco. Pero cuidado, te debes aparecer con todo lo que quiero y si algo falta, que no sea la belleza carnal ni el calor de tu centro, ni mucho menos los cables de tu corriente. No lo soportaría, te dejaría para otra ocasión menos apetitosa, menos sensual, de tintes falsos con ropas trilladas.


Hace unos días leí en el blog de Daniela, una desconocida y notable escritora dueña de otro blog, que le encantaría estar Brasil o en Cuba ( a propósito de sus músicos).
El punto es que probablemente, de alguna manera, ella comience muy pronto a sentirse más cerca de esos lugares. Y digo, acá mismo en Conce. Lamentablemente Daniela, no en el aspecto que, infiero, te gustaría estar más cerca, sino en otra cosa que aparece como deplorable.

Me explico.

La moda la comenzó el Mall Plaza del Trébol. De ellos era bastante esperable.Luego, la continuó el Superhipermegamonopolizador Líder y me daba igual. Pero cuando avenida Los Carrera se sumó a esta idiotez, me dió mucha rabia. Y ahora son los señoritos arquitectos de esta ciudad, los que están cayendo en la última imbecilidad de moda. PONER PALMERAS EN VEZ DE ÁRBOLES AUTÓCTONOS!!!.

Tratando de buscar explicación a esto, consulté a mi hermano que es Técnico Agrícola y algo de estas cosas sabe. Me dijo que es porque las palmeras son fáciles de transplantar en su estado adulto y porque además requieren de poco cuidado. O sea, en términos simples, estan colocando estos arbolitos porque no es necesario esperar una o dos décadas para verlos grandes y porque, como no botan hojas en otoño, no hay que andar barriendo.

En definitiva, una vez más, nuestro concepto del tiempo nos muerde los pies y el de la comodidad, nos muerde el poto y juntos hacen que dejemos de lado las cosas escenciales. Ver crecer un árbol a lo largo de nuestras vidas o maravillarse ante el cambio de color de los mismos a lo largo del año son cosas sustituibles en post de hacer otras imbecilidades como recibir correos electrónicos en los bolsillos, para supuestamente ser más libres, ja.

En todo caso, después de escuchar bombardeos habituales en los medios de comunicación unilaterales, de campañas acerca de "cuidemos los bosques que dan vida y trabajo a nuestra gente", me queda claro que en vez de crecer la conciencia de cuidar nuestro ambiente, en el fondo está creciendo el bolsillo de los dueños de las empresas forestales en detrimento de la selva de Nahuelbuta. Recuerden que un centenar de eucaliptus o un millar de pinos, no son bosque, son plantación y dañan el ecosistema, erosionan y para plantarlos hay que talar bosques milenarios con una rica fauna en el interior.

Así es que, una colilla mal apagada en una de estas plantaciones, no es tan malo como dicen. jeje.


Sí. ¿O alguno de ustedes conoce algún huevón que no mienta? (Y por favor no mientan).
Lo lógico y poco novedoso es que mentimos como cualquier parroquiano. Pero obviamente intentamos no hacerlo mientras trabajamos. Aunque claro, no puedo dar fe de mis colegas de El Mercurio (y todos sus hijos), La Tercera (y los suyos), Mega (y sus demonios), algunos de la Red y Canal 13(y sus santurrones).
El problema está en que el periodismo no es ciencia y a veces se pretende que lo sea.
Error. Sólo se pide ser cara de raja con los datos, nada más.(Estoy hablando de periodismo informativo)
Por eso, si no fuera porque tengo que pagar mis cuentas, preferiría dedicarme a la música (y eso que soy un muy buen periodista y no tan buen músico).
Se dan por pagados? se entiende el concepto?
Bien.


A propósito del mundial del fútbol Alemania 2006, quisiera hacer un comentario acerca de los personajes que toman parte de una u otra selección, apelando a su ascendencia.
Española, alemana, italiana, portuguesa o cualquier otra nacionalidad, aflora como hongos después de la lluvia en este denso bosque de pseudoaristocracias que pretendemos ser.
Claro, de alguna manera no tiene nada de malo, en tanto se entienda que las ascendencias que poseemos la mayoría de los sudamericanos, y sobre todo los sudchilenos, son un aporte a nuestras respectivas culturas.
Acá me voy a remitir a hacer una comparación con los mismos alemanes. Y lo haré por dos motivos; uno es porque el mundial nos trae imágenes frescas de este país (lo que nos sirve para hacernos una idea gráfica de su cultura) y dos, porque yo mismo tengo ascendencia alemana en tercera generación, lo que según las leyes alemanas me alcanza para decir que algo de ellos tengo (aunque no lo parezca).
Los alemanes son una cultura bastante especial, eso no lo voy descubrir yo. Suelen ser muy metódicos en sus formas de trabajar y poco autocomplacientes.
Nosotros después de la guerra civil de 1891, jamás volvimos a ser siquiera lo que habíamos sido en términos económicos ni militares en el mundo hasta hoy día. Y aunque varias veces pasamos por conlfictos internos, con muchas muertes y pérdidas culturales y económicas, parece que no aprendimos nada. Siempre nos satisfizo el que desde otros lugares de la paupérrima latinoamérica nos tacharan como un país "ejemplar". Es decir, nosotros sí somos autocomplacientes.
Los germanos pasaron por muchas guerras terribles, hasta que fueron invadidos y repartidos por las otras potencias mundiales. Tuvieron que aprender de sus errores y, aún hoy, agachan la cabeza cuando se les recuerda la atrocidades que se cometieron bajo el régimen Nazi.
Acá en Chile esa actitud se vió en algunos sólo cuando se supo de las cuentas secretas de Pinochet (importa más el dinero).
Y es que la cultura germánica fue desde siempre muy estricta con sus convenciones sociales. Ellos sabían que la base del éxito es el trabajo duro y en equipo, pero bien hecho.
La pregunta que surge ahora es: los que dicen ser alemanes o italianos y gritan los goles de la selección germana o la tana como si fueran los de nuestra selección chilena ¿tienen realmente esas cualidades típicas de Deutschland? (a los italianos me cuesta encontrarles una bondad, salvo su herencia artística) o ¿sólo alcanza para acomodar de mejor manera sus apellidos en los currícula y para formar guetos sociales que les permitan tener posiciones de poder e influencia en nuestra sociedad? ¿cuánto aportamos de nuestra supuesta condición de alemanes sudamericanos a nuestro desdeñado Chile?
Mientras hacemos la pequeña reflexión les dejo una foto que encontré en un libro que perteneció a mi bisabuelo, Hans Hube Schultz, donde aparece el estadio de Berlín, construido para los juegos olímpicos de 1936 en la citada ciudad y que hoy, tras una remodelación espectacular, es sede del mundial de fútbol.

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