
No sé de qué tratará esta película de no-ficción, no necesito leerlo; sus argumentos me surgen cada vez que estás frente a mí, cada vez que los colores de nuestros corazones se dibujan en cada caricia, en cada beso danzante. No hace falta una explicación racional, me quedo con la verdad de la poesía que escribimos sobre este papel inhóspito, sobre nuestros temores, para convertirlos lentamente en fuerza estremecedora y en amor verdadero.
Dejemos que la cinta corra hasta donde sea necesario, hasta donde nuestras manos puedan entrelazarse en complicidad con lo que queremos. Quién sabe cuántos minutos puede durar esta trama maravillosa.
Sólo espero que esta semana haya sido sólo una breve sinópsis de lo que nuestros corazones estén, realmente, dispuestos a dar.
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