VUELTA POR EL UNIVERSO

Pasar por las orillas de la inmensidad sin nada que decir es negarnos que vinimos por algo.

En este maravilloso viaje, el primero que hicimos en complicidad, nos dimos el tiempo de recorrer uno de los lugares más hermosos y místicos de nuestro país, el Valle de Elqui.

Esta tierra nos sorprendió por su belleza y angostura, además de
su mundialmente famosa energía.
Los paisajes de fábula también nos fueron descubriendo a nosotros,
embriagados el uno del otro. Nada más increible que estar en ese
lugar recóndito, encontrándonos.


Nuestro centro de operaciones fue la apacible ciudad de Vicuña, allí nos quedamos en el hospedaje Yin Yang, de la señora Juanita Castillo, una ex-profesora que nos trató como si fueramos uno más de su familia, probablemente porque ella también tenía orígenes penquistas. Desde Vicuña salimos a recorrer el resto de las comunas que conforman el Valle, de manera que cada día teníamos un lugar donde ir.

LA GABY

Lo primero que hicimos fue visitar el museo de Gabriela Mistral, en la misma Vicuña. Allí nos soprendimos con la cantidad de cosas que encontramos y aprovechamos de fotografiarnos junto a una de las tantas estatuas que hay por esos lados. Si alguna vez van de paseo por el Valle, les recomendamos pasar por allí.



MAMALLUCA

Mamalluca se nos apareció en el camino y decidimos, entonces, acercarnos un poco más a las estrellas. Tras pagar en la municipalidad de Vicuña con un día de anticipación, la segunda noche partimos en un minibus hacia el observatorio. Nos dieron una charla acerca de la formación del universo, de los límites del mismo y de cuánto conoce el ser humano sobre el total en el que vivimos.

Luego nos llevaron hasta el telescopio principal, desde el que pudimos apreciar la forma fantástica de Júpiter y sus anillos. Luego, fuimos afuera y desde un telescopio más pequeño aprendimos sobre algunas constelaciones, las principales, y de cómo navegar a partir de la Cruz del Sur y de regalo pudimos fotografíar la Luna. Fue realmente instructivo e interesante. Lamentablemente, mi niña hermosa estaba agotadísima y no pudo estar al 100 por ciento en esta ocasión. Era comprensible, durante el día habíamos recorrido el Valle con un calor que no nos abandonó hasta que fuimos a La Serena a comprar los pasajes. Pero esa es historia para más adelante.



ALMA ZEN

Sin dudas, lo más hermoso y espiritual de todo fue este refugio entre las montañas de Cochiguaz. Un lugar lleno de energía, de paz, de sol tranquilizante y de aire tibio que nos acariciaba desde los pies hacia la cabeza. Sin poder creerlo estabamos los dos, juntos, rodeados por tres inmensas montañas, metidos en una piscina construida sobre lo que alguna vez fue un pozo chamanico. Las buenas vibras se podían atrapar con la piel. Valle abajo estaban los pueblos más visitados, nosotros estabamos en un lugar inalcanzable por cualquier mortal.

Cochiguaz es, según mediciones de la NASA, el lugar en el mundo con mayor concentración magnética. Al menos eso es lo que decía un simpático y pintoresco muchacho de Montegrande, que vendía la "verdadera guía turística del Valle de Elqui" vociferando la frase al tiempo que entregaba datos a los turistas de cómo y hacia dónde ir. Un mal negocio, de seguro.




HALLEY

En nuestro recorrido, uno de los mayores placeres fue buscar lugares para comer. Hasta hoy concordamos en que el Halley, restaurante ubicado frente a la plaza de Vicuña, es lejos el mejor sitio para cenar, con una buena atención y platos muy bien preparados. No se trata de un lugar ultra refinado, pero sí es cómodo, de buen ambiente y muy limpio. De allí, les recomiendo el "Cabrito", sencillamente delicioso.
Tampoco pueden dejar de visitar las cocinas solares de Villaseca, localidad cercana a Vicuña y dónde han sido pioneros en preparar comidas con la energía del astro que nos ilumina día a día.
Un último dato, en la localidad de Montegrande, comuna de Paihuano, frente a la Casa museo de la Gabriela Mistral, hay un restorant (cuyo nombre no recuerdo) donde preparan una ensalada César, increible. Un poco caro, pero vale la pena.

REFUGIADOS POR UN ÁNGEL

El pequeño pueblo de Pisco Elqui, es el último al que se tiene acceso vía locomoción pública, de manera diaria. Es sin dudas, según la apreciación de mi hermosa, el pueblo más lindo y taquillero del Elqui. Y aunque no tuvimos mucho tiempo para recorrerlo, pudimos visitar un lugar muy lindo llamado El refugio del ángel. Un camping ubicado al lado del río, al que asisten muchos jóvenes en busca de unas vacaciones relajadas. Lamentablemente, el lugar nos pareció algo sucio y más ruidoso de lo exigible en un campamento. Es probable que la edad ya nos haya quitado esa capacidad de soportar la desproligidad, pero lo cierto es que si llegas tan lejos, pagando una buena cantidad de dinero, lo mínimo que puedes desear es encontrarte con servicios que estén al nivel.
Haciendo caso omiso a nuestras propias apreciaciones, decidimos quedarnos una tarde allí. El agua se veia exquisita y el calor nos invitó a darnos un chapuzón. BBRRRRRRR, insoportable lo frío del agua, al punto de perder la sensibilidad en la piel. Sin embargo, nos sirvió para relajarnos.



Bajar al frío

Cuando se hizo necesario comprar los pasajes de vuelta, tuvimos que volver a La Serena, pero sólo por el día. Mientras en el Valle el calor reinaba incondicional, al llegar a la costa nos encontramos con un día nublado y algo frío. Entonces, después de comprar los pasajes en Tur Bus (otro cuento aparte) decidimos conocer un poco de la cuidad construida por los deseos del traicionero Gabriel González Videla. La Serena promete mucho, pero termina por entregar poco. El paseo de las estatuas o potos (como alguna vez escuché que le decían) desemboca después de un largo peregrinar, en El Faro. Alrededor de éste, una playa y una costanera muy lindas, aunque hubiesemos deseado más del sol. En fin, caminamos y comimos en un restorant muy "Hi", para al final de la tarde irnos de vuelta a aquel paraiso entre las montañas.


Al regresar de La Serena, tuvimos una visión que más que espectacular resulta ser casi una señal en el Valle del Elqui, un eclipse de luna. Son pocos los afortunados que se encuentran con dicho evento, justo en uno de los lugares con los cielos más limpios del mundo. Algo de esa noche con aspectos mágicos, estoy seguro, aún nos ronda.


En resumen, el viaje estuvo lleno de cosas hermosas, conocimos uno de los sitios más bellos y enigmáticos de sudamérica y nos encontramos con que cinco días para recorrerlo se hacen pocos. No sé si alguna vez volveremos a este encantador lugar, no sé si podré volver a tener el honor de disfrutar un viaje con la mujer que hace que todo esté bien, ni siquiera me lo impongo como una meta. En realidad todo eso no importa, porque todo lo que vimos e hicimos en el Valle mágico, no se compara en lo más mínimo al hecho de que la vida nos haya puesto a uno en el camino del otro. Este viaje fue en realidad un recorrido al centro de nosotros mismos, una búsqueda irrefrenable de la vida buena, del amor y el comienzo de algo más maravilloso que el hecho de estar al lado del otro, este viaje nos enseñó el estar por y para el otro.



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