VUELTA POR EL UNIVERSO

Pasar por las orillas de la inmensidad sin nada que decir es negarnos que vinimos por algo.

Giran como un mantra en mi cabeza, los acordes que George me dejó a mí y a nadie más. Y me voy mareando al entrar en el edificio y encontrar todavía algunos pedacitos de mi historia, puestos en lugares que siempre se me aparecieron en sueños. Los cuadraditos rojos del piso, que a estas alturas quedan como tesoro arqueológico del nacimiento de aquel intento de ser una gran escuela, todavía soportan las carreras de los hoy niños.

No lo puedo evitar. El corazón se me acelera hasta que bombea las lágrimas que guardo en mi pecho desde hace tanto tiempo. Del viejo edificio ya casi no queda nada, salvo el piso y una de las dos escaleras en las que nos quedabamos con mis amigos para poder verle los calzones a alguna desprevenida, incluidas las profesoras de figura más generosa.

Qué será de Saldías, López, Bustos, Barra y otros tantos pequeños brutos con los que me juntaba a reir con carcajadas interminables. De ellos no sé nada hace ya trece largos años. Después de todo eso es la mitad de mi vida. De algunos otros sí sé. Cisternas es futbolista y juega en la Universidad de Chile, la Jacqueline Hernández murió de Leucémia y nunca supe cómo murió la Carmen Gloria Martínez, esa simpática gordita que estuvo enamorada de mí los ocho años de la Básica.

Ahora me centro en las formas externas del edificio para intentar acallar la nostalgia de esos amigos que perdí en el tiempo y las circunstancias. "Al menos los ingenierillos se preocuparon de mantener el ala de concreto que tenía la vieja escuela", pienso, y al girar para mirar hacia la entrada, veo a mi madre de los conocimientos. Mi profesora, Marcia Orellana. Cuando me acerco a saludarla es inevitable el llanto. Las lágrimas me ganaron como pocas veces.

Ella me crió por ocho años en aquel antro de ignorancia e incompentencia. Era una joya entre los profesores. Pero aunque en el equipo de docentes había imbéciles de la talla del ahora concejal por Hualpén Luis Chamorro, ella igual era capaz de brillar con luz propia. Quizá por eso los papás decidieron que ella pasara de la jornada de la tarde hacia la de la mañana para que nos acompañara hasta salir de octavo básico.

No puedo decir nada, si lo hago, voy a llorar como un niño. Mejor espero a que pase la emoción y luego le hablo.


Una de las carcajadas más grandes que he soltado el último tiempo y la corroboración que la calidad de nuestro sistema educacional está metida en una letrina, me dejó la visita a emol.com que hice el mediodia de este domingo.
Para mí no es un misterio que los santiaginos no tienen idea de lo que pasa en el resto del país, pero al menos mis coleguillas periodistas podrían saber un poquito más de geografía nacional.
Así, sin más ni más, corrieron como 300 kilómetros para el norte a la capital de la región de la Araucanía, para dejarla en medio de la región del Bío Bío. Simplemente de colección. (ver infografía, arriba)

Cierto es que el Gobierno de Augusto Pinochet y secuases, apoyó a Gran Bretaña durante una de las guerras más imbéciles de las que tenga conocimiento, la de Las Malvinas. Pero también es cierto, querido Dany, que no es que Chile entero haya estado tras otra de las acciones oscuras de nuestro indecente dictador con tintes de tirano.

Yo supongo que después del cuasi conflicto que, los descerebrados que nos gobernaban por esos años, provocaron entre nuestro dos países, muchos de mis compatriotas debieron haber visto con mucha alegría la derrota con aspecto de partido de fútbol, que la Argentina sufría a manos de los padres de la bestia (digo Gran Bretaña). Pero también puedo y quiero prentender que cuando se conocieron los horrores de esa estúpida y desigual guerra, la gran mayoría sintió asco y vergüenza de la actuación de Chile en aquella carnicería. No creo que hoy podamos decir, los chilenos, que nos hacemos participes de esa decisión. Además, en esa época incluso había un gran grupo de miopes que nisiquiera era capaz de darse cuenta que lo que sucedía acá mismo era un horror sangriento y algunos hasta lo justificaban. Así que creo, por estos lados del mundo, no abundaban las neuronas activas como para exigir cordura.

Y aún más, ya que citaste algún documento histórico, acerca de la unión entre los pueblos americanos, quisiera recordar que, efectivamente, Chile se enfrascó en una corta guerra contra los Españoles, en defensa de Perú el 24 de Septiembre de 1865.

España, se había apoderado de unas islas guaneras llamadas Chinchas, lo cual significó un gran daño económico para Perú. En post del espíritu americanista, Chile decidió expulsar a los españoles en conjunto con la armada peruana, y aunque se hicieron peticiones a otros países de sudamérica, curiosamente ninguno se hizo de la defensa de su continente.

Algunas de las consecuencias para Chile de esa guerra de hermandad fueron graves daños, que van desde el bombardeo a Valparaíso; bloqueos de sus puertos, por parte de la escuadra española; pérdida de la flota mercante y de su hegemonía comercial en el Pacífico (destrucción de los Almacenes Fiscales de Valparaíso).

En fin, supongo que la cordillera de Los Andes también ha influido a lo largo de la historia, en que estemos más alejados de lo que sucede en el resto de américa "¿latina?", pero en realidad creo que eso es algo que se repite con todos lo países de este lado del mundo. Si no, qué saben los brasileños acerca de lo que pasa en Perú o los Colombianos acerca de Paraguay, o nosotros acerca de Ecuador y qué saben los argentinos sobre los venezolanos.

Estoy convencido que es un problema de toda latinoamérica y no sólo de Chile, es sólo que nosotros estamos en el centro del huracán por nuestra reciente explosión económica. Pero en lo demás, parece que nos falta aprender a ver y oir más por nuestra querida sudamérica.


"hola,me gustaría saber por qué ustedes (los chilenos) están tan separados del resto de latinoamérica, por qué son vistos como los yanquies de america del sur. Será porque en la guerra de malvinas ayudaron a los perros ingleses?.
Sabías que hay un acuerdo que data de la época colonial que decia:ante la amenaza europea, todos los países de américa del sur, debían unirse para evitar la invasión europea. Loco, podés escribir algo de eso?"
Dany
Con este comentario me encontré en mi poco popular blog y me pareció como caído del cielo para aclarar la esterilidad que afectaba mi mente por estos días.
Son varios los puntos que me llamaron la atención en el mensaje. Sobre todo porque nuestro supuesto aislamiento es un tema que habitualmente sale a la palestra en los medios de comunicación unilateral de Chile, cuando tenemos algún conflicto limítrofe con Perú o Bolivia, o cuando en Argentina nos cortan el gas, sea por los motivos que sea.
Nunca me ha quedado claro que tanto nos parecemos a los gringos, con respecto a nuestra política exterior (es evidente que en lo demás, lo único que últimamente se me hace similiar es ese desenfrenado temor por los pobres que nos invade y que nos hace armarnos y nos lleva a vivir a unos getos alejados de la ciudad) sobre todo porque los mensajes desde el exterior para con nosotros son absolutamente contradictorios.
Desde Bolivia nos dicen invasores, con relativa y anacrónica razón. O sea, para ellos somos intervencionistas, algo que se parece mucho a las prácticas Busheanas. Pero alegar por una guerra que se libró hace casi un siglo y medio en busca de la devolución de terriorios, que por lo demás nunca estuvo claro de quién eran antes del conflicto, no me parece algo realista, prudente, ni necesario. Aunque la salida al mar es algo en lo que sí estoy de acuerdo.
Luego, Néstor Kirchner firma protocolos de compra de gas con Bolivia que impiden la venta y traspaso del producto desde Argentina hacia Chile, a petición de Bolivia, desconociendo el tratado que el pelotudo de Carlos Menem firmó con el Estado Chileno a mediados de los noventa.
Y mientras Kirncher se manda una y otra vez en desaires contra la presidenta Bachelet, acá en la cancillería se le baja el perfil a la situación, pretendiendo que la relaciones con el gobierno trasandino (para nosotros) están en muy buen pie. ¿De quién viene el aislacionismo? ¿Es aislacionismo o intervencionismo?.
Evidentemente, estos conflictos tienen su raíz en la forma de hacer política económica que tiene Chile. Existe una especie de rabia desde los gobiernos sudamericanos (en realidad de los del Mercosur) porque Chile negoció, y obtuvo antes que todos, TLCs con Europa, Estados Unidos, Asia y otros bloques económicos. Y lo hizo con una gestión propia y muy proactiva, a diferencia de los tremendos problemas que el raquítico y casi patético Mercosur ha tenido para lograr eso.
Pero qué culpa puede tener un país, que eligió un sistema económico (que puede ser una mierda para algunos y una maravilla para otros), en hacer lo que tiene que hacer. Chile no es miembro de Mercosur, porque para la economía Chilena eso sería como retroceder 50 años y desde ahí pelear con los tremendos mercados de Brasil y Argentina. En ese sentido, el trabajo queda en manos de los demás países.
Después están las diferencia con Perú, que también provienen de la Guerra del Pacífico (Chile contra Perú y Bolivia 1879-1884) y que tienen que ver con el mar territorial y la perdida, por parte de Perú, de la provincia de Tarapacá. Ellos aún llaman a Arica, "La Cautiva".
También me parecen una pérdida de tiempo las pretenciones reivindicatorias de los gobiernos peruanos, después de tanto tiempo y sobre todo después de tanto dolor que se incrustó en los respectivos pueblos, por culpa de los grupos económicos imperantes en la época y por autoridades nacionalistas y cabeza calientes.
Me parecería a estas alturas que todas esas energías perdidas en estúpidas peticiones de recuperación de territorios (que por lo demás ya están irredargüiblemente chilenizados) se ocuparan en la búsqueda de soluciones a los problemas internos de cada país y en la mejora de las relaciones entre los habitantes, ciudadanos, usuarios o como quieran llamarles, de los países sudamericanos. (fin parte I)

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