VUELTA POR EL UNIVERSO

Voy a dejar esto por un tiempo, voy a colgar la guitarra a lo John. Estoy agotado como las pilas viejas, como los celulares helados. A los que ven y no comentan, cuídense.

Me voy en busca de lo mío, hacia las alturas, hacia el descanso que mi cuerpo y mente necesitan. Antes de hacerlo miro una y otra vez mi cara y el espanto de encontrarme en una situación que en realidad nunca quise. Supongo que todo tenía que ser así, para que a mi regreso el tiempo sea más mío y ya no pasar por los senderos donde sólo eres uno más en el guión de otras películas. No sé a qué voy ni qué busco, pero sé que cuando vuelva a poner mis pies en mi cuarto, lo voy a encontrar un poco más chico y menos acogedor. Entonces será hora de tomar las decisiones pertinentes.

Lo que sí sé, es que voy en busca de agua, tal como los científicos que descubrieron el vapor de este plantea exosolar.

Me cuesta convencerme que una persona pueda llegar a hacer tanto daño a alguien a quien amó intensamente. Es cierto, es archisabido que el odio es el amor en algo así como su estado de antitesis y que probablemente es más fácil de aceptar que el estar enamorado. Pero al mismo tiempo es estar enamorado en sí. Toda la atención se centra en el sujeto odiado. Es eso que causa tanta contradicción, porque lo racional se impone desde la necesidad de descartar al otro mientras lo emocional insta a estar mirando en su dirección y pensando en lo que el otro piensa o en lo que no piensa.

En mi caso, es curioso que ella me preste más atención ahora que, intencionalmente, le causé un daño a cuando, intencionalmente, le entregué nada más que amor. Pasé, para ella, de bestial a bestia, de amado a odiado y de ambas cosas, ella no se ha "dado cuentas". La verdad es que cada día me importa menos y no sé si ella podrá decir lo mismo.